Las ferias: una vitrina para los emprendedores

Las ferias son una opción válida para los emprendedores. Allí acuden cientos de personas a conocer la diversidad de productos y ellos son potenciales clientes.

Feria de emprendedores en el Parque Central de Milagro. Foto: Silvia Murillo

Con la intención de que mis jabones artesanales hechos a mano sean conocidos por la población empecé a participar en las ferias de emprendimiento organizadas por el Municipio de Milagro o GAD (Gobierno Autónomo Descentralizado). Aposté por estas ferias y por las privadas (ahí pagas por tu espacio).

Poco a poco fui aprendiendo el teje y maneje de cómo es estar en una feria. Es un día o hasta cuatro, dependiendo de los organizadores, pero es allí donde nuestros productos se muestran a toda una comunidad.

En estos espacios no siempre el emprendedor vende como loco y obtiene ganancias, también se pierde, pero aún perdiendo se gana, ¿por qué me preguntarán? Porque no se trata solo de vender sino de dar a conocer tu emprendimiento, de entablar un vínculo con la comunidad, de ser empático, de saber mostrar los beneficios, propiedades o atributos de tus productos. Se trata de contar una historia, en este caso, la mía.

Clientes hay de todo tipo, ustedes ya saben, los compradores compulsivos, los que se dejan llevar solo por lo que sus ojos ven y sin preguntar mucho compran, los que solo andan de «pasadita», los que preguntan pero no compran, los que te preguntan hasta del mal que te vas a morir y luego te dicen «ya regreso», sí ríanse, es la verdad. Yo también lo he hecho.

Me hice especialista en el tema de ferias para emprendedores. Tienes que ser creativa, innovar y arreglar tu stand de tal manera que sea apetecible a la vista para visitarlo, ya saben que el gusto entra por los ojos.

Los productos deben exhibirse de manera atractiva, siempre hay que innovar. Foto: Silvia Murillo

He participado en ferias locales, es decir en mi ciudad Milagro, pero también abrí un poco mis alas y fui con mi emprendimiento a las parroquias rurales Mariscal Sucre (Milagro) y Lorenzo de Garaicoa (Simón Bolívar). También me invitaron a participar en una feria en la parroquia Gral. Pedro J. Montero (Boliche), del cantón Yaguachi. Después viajé hasta el cantón La Troncal (Cañar), donde llevé mis productos.

Pero mi centro de operaciones siempre ha sido Milagro, llamada la tierra de las piñas, aunque hace años que dejamos de ser el primer productor de esta fruta, pero nos quedó ese distintivo.

Mis jabones ya traspasaron las fronteras, pues viajaron a Madrid y Nueva York, en calidad de regalo para familiares, pero así empieza todo, sin querer queriendo.


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